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el rayo verde

pintura

Saturno devorando a su hijo (1819-1823).

Saturno devorando a su hijo (1819-1823).

Hoy hablando con Waity en referencia a una exposición que hay en el Museo del Prado “Entre Dioses y hombres” de esculturas traídas de la ciudad alemana de Dresde hemos comentado qué cuadro más nos impresionó cuando fuimos al Museo del Prado por vez primera.

En el deambular sin intenciones como era mi caso, con pocos años de edad, en la práctica contemplativa de mirar sin ser capaz de entender me detuve ante este cuadro de Goya, “Saturno devorando a su hijo”. No entendía nada cuando leí aquel cartel al pie del cuadro: “…devorando a su hijo”. Me fijé en esos ojos extremadamente abiertos y en el efecto que me impresionó profundamente: la boca abierta de la que colgaba el brazo del infeliz retoño. Era tremendo. Iba acompañado de mi padre, a lo que me preguntaba si podría él transfigurarse en Saturno y devorarme a mí también. No hubo más búsqueda, por mi parte, de más territorios inexplorados en la pinacoteca. Salí ensimismado ante el hallazgo macabro y esa noche la pasé mal.

En posteriores visitas, sigo sin poder conectar con el cuadro y la impresión que me causó de niño mantiene mi recelo, lo que me alienta a admirar a Francisco de Goya. En definitiva, la angustia de la existencia.

 

Amedeo Modigliani (Livorno 1884- París 1920).

Amedeo Modigliani (Livorno 1884- París 1920).

Amedeo Modigliani (Livorno 1884- París 1920).
Mujer en traje marrón.


Modigliani tuvo una vida autodestructiva y disoluta como la de muchos artistas bohemios. Sus figuras son almas robadas dicen. Se tratan de figuras estiradas que inspiran serenidad y quietud, me recuerdan a las figuras del Greco. Las distorsiones de los cuerpos se alargan buscando un estado como de relajación espiritual.
Estos meses en Madrid Modigliani es protagonista de una exposición en el Museo Thyssen Bornemisza de indudable atracción popular.

Tamara Lempicka (1898-1980).

Aceptaba todos los hombres interesantes que se le ofrecían conforme a creer alcanzar en alguno algo, no siempre merecidos aplicaba la misma intensidad a todos sus romances. A la falta de escrúpulos y de resortes emocionales que le complicaran, su tendencia natural era servirse de las facilidades que su cuerpo joven le otorgaba. Solo le interesaban aquellos peculiares hombres en la crudeza del acto sexual, era el elemento indispensable de su vida pero las conquistas exigen un precio a pagar.

 Tamara Lempicka fue una pintora nacida en Varsovia (Polonia) en 1898.

Dos hombres junto al mar contemplando la luna (1817) de Caspar David Friedrich.

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En esa vida tan hostil del siglo XIX, las reminiscencias de la amistad, el espíritu explorador y los sentimientos de cambio recorren las mentes de los hombres decididos. En las atmósferas densas de los paisajes inabarcables brotan las ideas a la luz de la luna y de una ligera brisa marina.

Don Eddy (1944)

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Don Eddy, pintor estadounidense, tiene como protagonista de sus pinturas a los automóviles. En ellas brillan los tonos metalizados y el más sofisticado toque urbano. Aquí nos presenta la gama de Escarabajos Volkswagen, todo un clásico, en fila. Infunden estos vehículos cierta complejidad: por un lado, cierto lujo de esos vibrantes colores, los reflejos al agua, la limpieza de sus carrocerías y por otro, la ordenación milimétrica de lo expuesto incorpora masificación, mercado, competencia.

paisaje de Riesengebirge (1810) de Caspar David Friedrich.

Caspar David Friedrich (1774 en Greifswald-1840 en Dresde)

Retorno a la naturaleza, esas virulentas ambiciones que comtemplo con mis propios ojos... el lugar donde miro, donde encuentro el refugio. Uno ha de seguir el instinto, el sitio donde se sueña, a aquello que solo acontece en la persistencia del corazón, la vida sencilla, las presencias naturales...

Miguel Macaya (1964).

Miguel Macaya (1964).

Casi a ciegas nos encontramos entre las sombras el retrato de esta cebra de Miguel Macaya. Expresa claroscuros como sus rayas tenebristas y entre los reflejos de la iluminación dorada y los oscuros inmensos mi hijo galopaba hacia otros animales que aparecían por la galería...

Jacob Isaack van Ruisdael; Obra: Paisaje de dunas (1646).

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El paisaje, obstáculo y refugio, su presencia nos invoca la Madre Naturaleza. Dónde puede reinar la soledad o el desconcierto, los peligros humanizados o el territorio más inhóspito. Una entrada al imaginario de nuestra mente.

 

Gran Vía (1974-1981) de Antonio López García (1936).

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La Gran Vía de Madrid de Antonio López desprovista de alma, de cualquier significado emocional, ¡tan fría y distante! Solo brilla la arquitectura impecable desprovista de ánimo, ausente de esas figuras vandálicas que cruzan impunemente y de los vehículos descabellados en el río de asfalto. La esencia de un momento, libre de la imaginación humana. Realidad absolutamente vacía.  

 

Cesar Galicia (1957).

ANA III (1989).  "Misteriosa y pétrea..."

Cesar Galicia (Madrid, 1957)

Chuck Close (1940).

Chuck Close constituye la esencia del Hiperrealismo norteamericano, sus imágenes ofrecen esos aspectos aburridos, anodinos, insignificantes, tan característicos de nuestra civilización de masas. (fotos de Nouredine y Tijo).

Virginia Rivas (1981).

Virginia Rivas Jimenez. Ya puedo dormir.

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Empatizo con el estado de sueño, con la sensación de profundo descanso que me produce esta obra. Emana cierto placer onírico y cierta deserción de formas después de un esfuerzo. Se hace perceptible "el área de descanso" que crea un "lugar" vinculado íntimamente al cuerpo atravesado y plácido de la muchacha.

Diego González Moro.

Diego González Moro.

Las formas de conocimiento de un pintor son casuales. Este cuadro es de Diego González Moro. Llevo más de veinticinco años viendo esta imagen de los Alpes suizos en casa de mis padres. Es un paisaje se compone de un pequeño pueblo con un lago, y, en primer término, un rebaño de vacas. Es de un orden pictórico impoluto y el tema esta plagado de elementos identificables. Todo relacionado de tal manera que engendra profundidad y gusto por los detalles.

Su argumento principal son el rebaño de vacas que acaban imponiéndose sobre las majestuosas montañas del fondo, mientras el cuidador permanece de espaldas a nosotros observando el horizonte extraordinario. No faltan las torres eléctricas que cruzan como inmunes frente a tanto derroche visual y resultan indiferentes al paisaje espectacular. El carro del camino cruza tranquilo la escena y la línea del camino rasga la pintura. El punto de arriba lo ponen los cirros que ceden el paso a la grandiosidad de los picos indescriptibles. La percepción deliciosa para la mayoría que han pasado por casa a contemplar el cuadro lo caracterizan porque resalta la importancia de una naturaleza cargada de disfrute estético.

 

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Lamentations over the Death of the First Born

Charles Sprague Pearce (1877)

Pantocrátor de la iglesia de Sant Climent de Taüll (LLeida) España.

La imagen es un instrumento de poder y esta representación de Dios es DESCOMUNAL, Apoteósica: el Juez del Apocalipsis. Me gusta especialmente el color plano de la obra, el románico en general, y las gamas de contrastes empleadas. El simbolismo aparta de la realidad a este DIOS poderoso...

Las iglesias románicas tenían poca luz, imaginarla en esa semioscuridad.

La fijeza de la mirada impone respeto y autoridad suprema. El Señor domina el Cosmos: “EGO SUM LUX MUNDI” (Yo soy la Luz del Mundo).

Wikidefinición de técnica del fresco: (Está realizada esta pintura con la técnica del fresco que consiste en aplicar los pigmentos diluidos con agua de cal cuando el enlucido del muro aún está fresco. Cuando la pintura se seca, la cal cristaliza y pintura y muro forman un todo compacto).