Discursos Siglo XXI. (nº15)

“Cabe afirmar que la globalización no ha originado las desigualdades o el desempleo masivo, pero es evidente que, en muchas mentes, tanto en los países ricos como en los pobres, la palabra globalización se asocia a horribles imágenes de pérdidas de empleo a gran escala y de pérdidas de ingresos que amenazan el bienestar y los medios de vida habituales de las personas. También se acusa a la globalización de empeorar los problemas que plantean las fases recesivas periódicas de los ciclos económicos

Según una estimación prudente de la Oficina Internacional del Trabajo, hay en el mundo más de 1.000 millones de personas desempleadas o subempleadas incluidas en la categoría denominada " trabajadores pobres ", que subsisten con menos de un dólar estadounidense al día. El Banco Mundial calcula que otros 15 millones podrían pasar a vivir por debajo del umbral de la pobreza.

Se trata de cifras alarmantes, tras las cuales se encuentran personas de carne y hueso y familias reales que sufren los daños. Esas cifras indican que los beneficios del proceso de globalización no se han hecho extensivos a un número suficiente de personas. La persistente situación de pobreza no puede sostener este proceso, y parece inevitable que se produzca una reacción negativa. El desafío al que se enfrenta la Comisión consiste en estudiar las maneras de lograr que la globalización sea en efecto un recurso y un catalizador de cambios positivos, en lugar de ser una amenaza para la seguridad de la humanidad”.

 

Discurso del Presidente de la República Unida de Tanzanía, Benjamin William Mkapa

Sede de la OIT (Ginebra, 27 de febrero de 2002).