Discursos Siglo XXI. (nº12)
“(…) El Todopoderoso creó el universo para los seres humanos y a los seres humanos para Él mismo.
Creó cada ser humano con la habilidad de alcanzar las alturas de la perfección. Llamó al hombre a hacer todos los esfuerzos por vivir una vida buena en este mundo y trabajar para alcanzar su vida eterna.
Y en este viaje difícil y desafiante del hombre del polvo a lo divino, Él no dejó a la humanidad a su libre albedrío. Eligió de aquellos a los que creó a los más excelentes como Sus Profetas para guiar a la humanidad.
Todos los Profetas llamaron a la adoración de Dios, al amor y la fraternidad, al establecimiento de la justicia y al amor en la sociedad humana. Jesús, el Hijo de María, es el abanderado de la justicia, del amor por nuestro prójimo, de la lucha contra la tiranía, la discriminación y la injusticia.
Todos los problemas que aquejaron a la humanidad a través de las épocas se produjeron porque la humanidad siguió un sendero malo y despreció el mensaje de los Profetas.
Ahora que la sociedad humana se enfrenta a una miríada de problemas y a una sucesión de crisis complejas, las causas de raíz pueden ser halladas en el rechazo de la humanidad a ese mensaje, en particular a la indiferencia de algunos gobiernos y poderes a las enseñanzas de los divinos Profetas, especialmente aquellas de Jesucristo.
La crisis en la sociedad, la familia, la moral, la política, la seguridad y la economía que hizo la vida dura para la humanidad y continúa ejerciendo gran presión en todas las naciones se produjo porque los Profetas fueron olvidados, el Todopoderoso fue olvidado y algunos líderes se alejaron de Dios.
Si Cristo estuviera hoy en la tierra, sin duda estaría de parte de la gente en oposición a los poderes tiránicos, malintencionados y expansionistas (…).
Creemos que Jesucristo regresará, junto con uno de los hijos del reverenciado Mensajero del Islam, y liderará al mundo hacia el amor, la fraternidad y la justicia.
La responsabilidad de todos los seguidores de Cristo y las religiones abrahámicas es preparar el camino para el cumplimiento de la promesa divina y el arribo de esa era feliz, luminosa y maravillosa (…)”.
Mensaje del Presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad emitido por la cadena televisiva británica Channel 4.
25 de diciembre de 2008.
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