Seinfeld (1989-1999) de Jerry Seinfeld.
Esta serie es mi favorita y, por consiguiente, motivo de una cascada de alabanzas. El post anterior de Seinfeld en este blog cayó como una piedra en un pozo, hizo un "ploff" sordo y desapareció, tragada irremediablemente en una cuestión que ahora no nos concierne. Puede que nadie vuelva a sentir la mínima curiosidad por aquella roca. Nada por inventar y todo olvidado, así es el oscuro e irreverente agujero negro de la blogosfera.
Pero cada vez que coincido con Jerry Seinfeld es que me parto, me muero de la risa. Fluctúo entre la sonrisa más exigua y la carcajada más tremenda. Los revolcones por la tarima de casa también se suceden. Creo que sentiría vergüenza que alguien, fuera del entorno intimo, me acompañara en esta cifra record de deslizarme hacía el suelo desde el sofá sin poder articular palabra.
¿De qué va todo esto? Como alguien dijo, "de la nada". Las construcciones surrealistas de Seinfeld suceden de la nada, sí y es tan irrazonable explicarlas que me desborda la capacidad de contarlas con claridad. Lo ideal seria envolverse en la peculiar atmósfera seinfeliana. Es una gran medida para disfrutar de este mundo y en concreto, de la sobresaliente y sorprendente visibilidad que puede ofrecer la caja tonta. El enredo sobre lo banal, sobre la disquisición más absurda de nuestra realidad cotidiana, sobre el análisis de las consecuencias intrascendentes de la vida son una parte de las turbulencias de esta inigualable serie de TV, la otra parte la tendremos que poner nosotros en liberarnos de prejuicios y recrearnos espontáneamente en el plano rasante en la Nueva York de finales de siglo XX. Luego ayudan la amalgama de sujetos que pueblan los capítulos de Seinfeld que fascinan por su poderosísima proximidad como se hacen inalcanzables por sus involucraciones más ignimiosas.
Usted, apreciado lector anónimo, que lee esto como el que busca puertas en castillo adverso e inaccesible, puede que decida dejar la lectura en este punto. No se equivoque y no olvide, Seinfeld consigue torcer voluntades firmes. Las consecuencias de engancharse a esta serie son narcotizantes tal como reconocemos los irreductibles. Claro que el humor tiene poco de democracia y lo que en unos países deslumbra en otros no sorprende, y en esos enrevesados circunloquios de las mentes humanas es dónde crece la geometría abismal o se desconstruyen los colores del Arco Iris. Será motivo de celebración o se hará inalcanzable pero personalmente, con Jerry Seinfeld encontré el microcosmos.
"Cada capítulo empieza y acaba en el Club donde Jerry Seinfeld (Jerry Seinfeld) presenta sus monólogos. En medio, contemplamos la vida diaria de una serie de personajes y sus extraños rituales. Las reflexiones, traumas, envidias y dilemas diminutos proceden de las distintas voluntades en la medida que son expresión del existencialismo de nuestra época. Junto a Jerry Seinfeld participan su ex-novia Elaine (Julia Louis-Dreifus), su amigo de la infancia George (Jason Alexander) y su pesado vecino Kramer (Michael Richards)."
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el rayo verde -
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