Ese señor de ahí.
Esta fecha y ese partido de fútbol me ayudaron a encontrar el sentido a la vida, el brutal sentido que tiene cuando lo que más quieres casi se te va. Ocurrió durante El Mundial de Fútbol de Estados Unidos, el 19 de junio de 1994 y se estaba jugando en ese momento, el Bélgica-Marruecos. Mi padre sobrevivió a un ictus cerebral y en esa precisión cínica que te dan las desgracias, recapacité.
Hoy hemos comido juntos en Sigüenza y mi padre, ya se adentra en sus misterios. Lleva años abocado a fraudulentos silencios derivado de las secuelas de su enfermedad, se emociona con facilidad con cualquier gesto de buena intención pero es más producto de su extrema dependencia y su existencia, se halla alejada de la lucidez que en otros tiempos mostraba con el cálculo matemático o con la música.
Me ha trasmitido cosas y me hace pensar. En la memoria tengo el pasado con él, los buenos ratos que pasamos juntos cuando era niño. Ahora, mientras sonríe... me lo paso pipa.
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