La era de los hombres sin atributos.
Aquí leyendo, por trozos el periódico “El País”, me fijo en un artículo de Xavier Theros y Enrique Vila-Matas. Va sobre la era de los hombres sin atributos, sobre “el anonimato como arma de resistencia en la sociedad de la sobreinformación”. Explican, entre otras cosas, que parte de nuestra experiencia vital se sume en una peligrosa alternativa: la pérdida de interés por todo lo que constituye nuestra vida cotidiana en pos de tecnología, también “sobre la multitud de anónimos que van cambiando el tablero de juego y ampliando horizontes”. Es realmente interesante hacer un recorrido por este denso artículo, página 42 del martes.
Este blog, del cual mantengo el “anonimato”, es una síntesis de mi ente (hombre biológico-sentimental-pasional-cultural) traspasado a las nuevas tecnologías. Todavía no he tenido una perdida de interés por la realidad, me absorbe cierto tiempo el escribir y leer, pero tengo otras voluntades que configuran mi verdadera esencia. Lo que Amando Fernández-Savater, un autor que citan en el artículo, llama el anonimato conectado es el resultado de lo que me mueve a escribir. En la red espero encontrar o qué me encuentren: personas-anónimas. Mi leitmotive es conectarme con otros seres y conocer otras ideas. Comunicarme con los demás.
Por las noches, cuando duermen en casa, dedico un par de horas a leer y escribir, lo que yo llamo tender un puente de parte con mi experiencia vital diaria. Es indiscutible, este paseo lo doy en las horas nocturnas, oculto e invisible, como hacían ” los individuos que se pasean al caer la tarde y conectan y dialogan con otros seres anónimos y hablan sobre la posible verdad de las cosas, una verdad que esperan ir construyendo juntos”.
Yo hago mi vida normal diaria, no soy un refugiado de la vida real. Mi única finalidad es dar eternidad al amor que siento.
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