La Celestina (1499) de Fernando de Rojas.
Melibea a Calixto
“Tú lloras de tristeza, juzgándome cruel; yo lloro de placer, viéndote tan fiel. ¡Oh mi señor y mi bien todo! ¡Cuánto más alegre me fuera poder ver tu faz, que oír tu voz! ... Limpia, señor, tus ojos, ordena de mí a tu voluntad”.
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