Miguel Ríos.
Como son las sorpresas. Miguel Ríos, uno de los antológicos músicos de este país, me lo he cruzado muy cerca de mi casa. Ha sonreído a mi hijo mayor y a mi esposa, por este orden. En esa fase de restauración que tienen las viejas glorias, también sé que ha sacado un nuevo disco. El matiz de la voz de Miguel Ríos es perfectamente reconocible en el espacio común que coincidimos, es una leyenda del Rock Español.
Su voz, reducida por la cercanía física, ha hecho aparecer en mi mente aquellas joyas musicales de los años ochenta. Me gustaba más de lo que pensaba.
En esos momentos coincidentes, limitados por un paso estrecho de una escalera se le caído un trozo de papel. Miguel Ríos no ha reparado en ello, yo inconscientemente si. Logan ha pasado olímpicamente del laureado músico como corresponde a su edad y bajo un diferente criterio Waity, no por ello el personaje ha exhibido el poder de una sonrisa. Más tarde, en esa extraña mezcla de procesos casuísticos, al volver a pasar por el mismo lugar estaba el trozo de papel que se cayó. Un trozo de la esquina de un periódico y unas letras escritas: “p barber”. No sé que significan. Cuando he llegado a casa, me he entregado a buscar algún cd de Miguel Ríos para insertar en la caja ese trozo de papel. En vano. Entre tantos títulos y artistas reunidos al cabo de años la sorpresa ha sido desconcertante, y a esto me refería al principio, no ha aparecido ningún cd de Miguel Ríos entre la discografía. En el intento de clasificarlo por certeras intuiciones y a la espera de un cd del autor, el trozo de papel ha ido a parar a la caja de la Banda Sonora de Apocalipsis Now.
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