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el rayo verde

Discursos siglo XXI. (nº 50).

Discursos siglo XXI. (nº 50).

« Guiada por los valores universales de la República, la acción internacional de Francia está animada por la convicción de que es posible conseguir un mundo más seguro y más justo.

Un mundo que sea más seguro y más pacífico gracias a un multilateralismo renovado y eficaz, donde una Europa unida, firme en su identidad y en sus valores, ocupe plenamente su puesto, cuando se afirman nuevos centros de poder.

Un mundo que sea más próspero, controlando la globalización puesta al servicio del hombre y del medio ambiente.

Un mundo que sea también más solidario y más respetuoso para con la diversidad de los pueblos y las culturas, y que sepa no encerrarse en sí mismo.

Nuestros combates contra las nuevas amenazas a la seguridad y estabilidad del mundo, me refiero al terrorismo, que nada puede justificar, la proliferación de armas de destrucción masiva, que conlleva peligros irreparables , deben librarse sin tregua.

Son combates que ganaremos uniéndonos todos y actuando en el respeto del derecho, que es la auténtica fuerza de las democracias. El derecho no es de geometría variable. Se reconoce por tanto a Irán o a Corea del Norte la utilización pacífica de la energía nuclear. Pero la comunidad internacional tiene el deber absoluto de hacer que se respeten los compromisos alcanzados para garantizar la seguridad de todos. Esos países cometerían un grave error si no aceptaran la mano que les tendemos.

En momentos en que tantos conflictos pesan sobre nuestra seguridad, Francia se propone actuar más que nunca para encontrar soluciones, empezando por Europa, donde la amenaza de guerra en los Balcanes dista mucho de haber desaparecido, y donde se percibe el efecto de los conflictos del Cáucaso

Al reconocer la candidatura de la antigua República Yugoslava de Macedonia, la Unión demuestra una vez más que se abre una perspectiva europea tangible para quienes eligen el camino de la reconciliación, de la paz y de la democracia.

Francia se ha comprometido en Kosovo para que un estatuto definitivo, justo y equilibrado permita terminar con los afrontamientos fratricidas. Será una etapa decisiva para Serbia-Montenegro, que debe recuperar su puesto en la región y en Europa.


Francia es amiga de Armenia y de Azerbaiyán, y considera que hay una solución al conflicto del Alto Karabagh. No escatimará esfuerzos, junto a sus socios, para que 2006 sea el año de la paz en esa bella región.

La búsqueda de la paz y la justicia guía también nuestra acción en Oriente Próximo, donde la violencia expande sus efectos desestabilizadores hasta nuestros países, como deja patente la cruel realidad del terrorismo.

El año que acaba de terminar ha despertado la esperanza. Por iniciativa del primer ministro Ariel Sharon, a quien tengo presente, la retirada israelita de Gaza es una realidad. A pesar de las dificultades actuales, no debemos olvidar que dos gobiernos decididos han demostrado ser capaces de aceptar compromisos indispensables. Cuando se celebren dentro de poco los comicios generales, ambos pueblos expresarán su voluntad. Ayudarlos a disipar miedos e incomprensiones para emprender el camino que lleve a ambos Estados vecinos a la paz y la seguridad: ése es el significado del compromiso de la Unión Europea, especialmente en Gaza. Porque dejar pasar esta oportunidad para la paz sería abrir el camino a una cadena de afrontamientos.

Aunque la violencia siga presente en Irak, tenemos la esperanza de que las últimas elecciones conseguirán reunir a los iraquíes en un proyecto nacional. Teniendo presente esta perspectiva, Francia sostiene la iniciativa de la Liga Árabe de organizar el mes próximo una conferencia de concordia nacional en Bagdad. La zona necesita contar con un Irak soberano, democrático, estable y unido.

En Líbano, los instigadores de atentados y los estrategas de la desestabilización tienen que saber que el tiempo de la injerencia y la impunidad se ha terminado. Las resoluciones de las Naciones Unidas deben aplicarse y respetarse plenamente. Esperamos la total cooperación de Siria en los trabajos de la comisión internacional de investigación. También esperamos que el país respete de manera estricta la soberanía libanesa. Su reintegración en la comunidad de naciones depende de su cambio de actitud.

Líbano sabe que puede contar con el pleno apoyo de Francia para llevar a cabo las difíciles reformas internas que requiere la restauración de un país soberano, independiente y democrático. La celebración en Beirut este año de una conferencia internacional sobre la reconstrucción del Líbano, demostrará el compromiso de todos y de la comunidad internacional para lograrlo.

El afrontamiento no es una fatalidad en Oriente Próximo ni en otros lugares: los pueblos de esa región aspiran a cooperar de manera equilibrada con el resto del mundo, respetando al mismo tiempo su historia e identidad. Por eso, nuestra orientación debe ser construir partenariados basados en proyectos comunes. Lo mismo ocurre con los países de África del Norte. Aun cuando surgen nuevos retos, como lo recuerdan las dramáticas escenas de Ceuta y Melilla, deseo que se afirme el proyecto de una nueva solidaridad a ambas orillas del Mediterráneo. Entre una Europa y un Magreb más unidos y solidarios hay espacio para establecer un partenariado excepcional capaz de garantizar la prosperidad, seguridad y estabilidad de la zona geográfica que compartimos. Francia ha empezado a trabajar con Argelia para sellar esa nueva relación de confianza y estabilidad con un tratado de amistad que nos interesa a todos, basado en un espíritu de equidad y apertura.

En África, 2006 debe ser el año en el que se confirmen los logros de los procesos de reconciliación. Varios países han recuperado la serenidad: República Democrática del Congo, Centroáfrica, Togo, Guinea Bissau. En Darfur, Francia sostiene activamente los esfuerzos de reconciliación impulsados por la Unión Africana.
En Costa de Marfil, Francia aporta su pleno apoyo al Gobierno de transición de Charles Konan Banny, a quien felicita por su determinación para reconciliar el país y encontrar una solución definitiva a la crisis mediante la celebración de elecciones incontestables.

Francia está más que nunca al lado de África. Así lo confirmé en la Cumbre de África y Francia en Bamako. Alienta toda evolución positiva, fruto del compromiso nuevo y resuelto de los africanos. Compromiso de la Unión Africana, de las organizaciones regionales, y también de dirigentes que saben asumir sus responsabilidades. *
Un compromiso realista al servicio de la paz necesita también contar con una Europa de la Defensa más fuerte y más decidida. La Unión Europea alcanza ya una nueva dimensión con sus operaciones en los Balcanes, África y Asia. Por primera vez en su historia, dispondrá dentro de unos meses de un Centro de Operaciones en Bruselas. Esa capacidad militar servirá también, como ya lo propuse después del maremoto, para dotar a la Unión Europea de recursos para responder con rapidez y eficacia si se producen catástrofes naturales y situaciones de emergencia humanitaria.

En 2006, la consolidación de los recursos de intervención de la Unión y su compromiso al servicio de la paz son más que nunca una prioridad para Francia. Según mi propuesta, la Unión Europea se prepara para asumir nuevas responsabilidades en Kosovo. También en África, me refiero en particular al apoyo a las elecciones que se celebrarán en República Democrática del Congo. Tenemos el deber de ser creíbles y de estar preparados para responder a las posibles demandas de las Naciones Unidas o la Unión Africana ».

 

Jacques René Chirac, Presidente de la República Francesa. (1995-2007).

discurso año nuevo de 2006.

 

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